asociación de
escritores
de tandil


Luciano Ezequiel Ré
Luciano Ezequiel Ré (Capital Federal, 1991).
Sitio Web:
Poesía oral en 9 de julio
y si no fuera fuera por la tecnología
le mandaría cartas a tus pelos
a tus anteojos
a tu gata
a tus pizzas caseras qué tan ricas decís que te salen
porque en realidad no te conozco una mierda
pero me encantaría
pero me encantaría posta posta
porque en realida en esa sonrisa
en esos lentes en esa tintura
en esas ganas de verte y no de garcharte
hay algo
Ag Ag Ag Ag
qué ganas de estar allá
y recorrer museos, que me hablés de cuadros
que me cuentes de tu música, de tus ganas de bailar
de cantar y que los viejos te digan seguí así piba
de comer tu comida, tus rulos, tus anteojos
de hacer círculos perfectos que requerirían tu presencia
(malísimo el chiste)
y de terminar de saber que
si la distancia no fuera tan putita....
estaría en paz
Sacar número y esperar
como llenar formularios
como hacer una cola (de las de personas)
y ahí noto que sigue la ambigüedad
y parece que no la arreglo más
pero tampoco importa
porque de última trata de eso
de sexo gris
de sexo burocratizado
de garches institucionalizados
casi sin goce
con los típicos no puedo ayudarlo señor
y las colas exclusivas para clientes premium
con apenas algún gracias por la atención al finalizar
una sonrisita fingida si la facilitadora del servicio es bonita
y después nada
saber que era totalmente necesario
pero asquerosamente gris
apático
aburrido
sonoramente bullicioso, pero en ese tono serio
el de los bancos
gemidos como sellados
orgasmos cortos: como las firmas del director
y las sábanas frías como el papel de la impresora
y te vas como saliendo de la AFIP
fuiste a pedir un número, tardaste una hora
y sentiste solamente
que perdiste el tiempo
sabiendo que las cosas podrían ser bien distintas
pero qué se le va a hacer
Del polvo...
"Yo sé que no es lo mismo, pero es lo más parecido que encontré" me decía el viejo que sabíase muerto y pretendía "Volver a los orígenes de todo, pendejo", mientras me hacía revolver la enorme olla llena de leche hirviendo donde se encontraba sentado esperando el momento.
John Lennon con dreadlocks tras sacarse el casco de Guy Manuel de Homem-Christo
odiar los intentos de plagio a la realidad,
los avisos tales como "la siguiente película está basada en hechos reales"
los perros que ladran a las ruedas de los autos
y los mosquitos que sacan lo peor de mí
(me pongo violento con su zumbido-declaración de guerra)
odiarlos por simplistas
colaboradores en una percepción chotona de la vida:
como si lo posible no sirviera para nothin'
como si todo lo que pudiera ser, se viera minimizado ante lo que efectivamente es o fue
odiar que no se entienda que la ficción también es realidad
y sin embargo
está funcionando
felicitaciones, Brian Eno
encontramos un silbato
ay cómo me gustaría encontrarme con un silbato
y soplar y hacer ruido y molestar
como creo que lo hago a veces
y sonreir porque de última no es tan grave
soñar con peras
escribirle a la posibilidad
recordar algunos ideales lugares para muchos invisibles
(donde tomar el té, leer un libro, estar tirado haciendo nada como una morsa que solamente quiere estar tirado haciendo nada como una morsa, garchar con tu cosa, comerse una medialuna, ponerse a escribir un poco, comprar un joystick, tomar un té, leer un libro)
y acordarse que las cosas suceden pero también podrían suceder o pudieron suceder
o mejor aún, me gustaría que pudieran llegar a suceder
por todo eso
yo me quedo con el condicional
toda la life
Calma
-¡La puta madre!- gritaste y te dirigiste en búsqueda de la escoba, la palita de plástico y un trapo de piso para limpiar el suelo.
Se te había caído la taza de porcelana, el té que estaba dentro, y con ello, las ganas de tomar la infusión: las ganas de todo.
Después de darte cuenta de que no tenías intenciones de limpiar en ese preciso instante, te sentaste en la silla más cercana y te pusiste a mirar sin mirar el hermoso líquido adornado con pedacitos de lo que había sido tu taza favorita. Así estuviste varios minutos mientras, sin darte cuenta, te habías prendido un cigarrillo de los que se encienden expresamente para quitar tensiones. Sin pensar, pitabas largamente y, también de manera automática, el humo salía, pitada tras pitada, cada vez menos apurado por la intranquilidad. Estaba funcionando, querías creer. Creyéndote, estabas equivocada.
+
cuando repetís (tus aguas, tus árboles, tus animales
o cualquier cosa digna de considerarse usable)
tu forma de vida implota:
no salpica a nadie y se destruye
cuando estás inflamada por comer
siempre los mismos alimentos
llenos de sal y pimienta
tus ojos delatan lo sosa que está tu vida
y sin embargo,
a pesar de tu chotez general,
cuando hablás en ese idioma
que eyaculás, escupís, vomitás y cagás
ahí sí, y ahí sí que sí
me gustás todavía más que el té
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