asociación de
escritores
de tandil


Javier Lester
Javier Lester Abalsamo (Tandil, 1984). Es teatrista independiente y Profesor de Teatro recibido en la Facultadde Artes en la UNCPBA. Se desempeña en diversos roles dentro de diferentes propuestas de teatro, música, cine y tv. Actualmente es actor-gestor del grupo EL TEMPLO, declarado como embajador cultural en el proyecto de viaje "Quatro quijotes" por el Municipio deTandil debido a su desarrollo artístico. El espectáculo Picadita Circo de dicho grupo ha recorrido varias ciudades de Argentina, y se ha presentado en España, Italia, Uruguay, Bolivia, perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, y Brasil.
Como escritor ha editado el libro “El loco de la maquinita”, ganador del concurso "Autores tandilenses 2011", género dramaturgia. Éste texto tambien formó parte del ciclo de semi-montados "Estrella federal" en el Abasto Social Club bajo la direccion de Lorena Romanin.
Sus textos teatrales "Cafe manicomio" y "Hay que casar a Romea" han sido estrenadas en españa, y posteriormente presentadas en Capital federal.
Sitio web: http://www.whiskymimo.blogspot.com.ar/
Saludar no saludable
Buenas noches (espera respuesta). Bien. Quizá no son tan buenas noches. No se si sabrán que la mejor manera de comenzar una relación de ustedes y yo es mediante un saludo respetuoso. (Se va y entra nuevamente) Buenas noches! No sean chupamedias…
Y precisamente de eso vengo a hablarles, del Saludo.
El saludo es, según el diccionario, un acto cortés con gestos o palabras. Claro que éstos gestos o palabras no son siempre las mismas, simplemente por que las personas no son las mismas. Entonces, he aquí un gran dilema a la hora de saludarse. Fijense que tuve que saludar dos veces.
Es que todo acto comunicativo entre dos personas, requiere una presentación.
Uno no entra a un local y dice:
-deme dos kilos de cuadril y un chorizo…
primero se saluda- Hola que tal? Y luego se pide Deme…
Es por eso que si se busca desarrollar una charla amena, se debe empezar por el saludo. Por eso voy a tomar a alguien del público…(toma a un varón)
¡Muchas gracias por colaborar… perdón no me presente… (va a saludar, se detiene) E aquí el primer problema: no sabes como saludar debido a que el grado de afecto, confianza o familiaridad que existe entre los dos no está del todo claro, y ahí nos agarra la duda: Mano o beso? o ¿Mano y beso? (representa.) Y si es mano? Que mano? Así? o Asi? (muestra diferentes formas) Y si es beso? Cachete izquierdo o cachete derecho? Entonces a uno, mejor dicho a los dos, le agarra un estado de culpa, y luego te quedas pensando “quede como un pelotudo”.
O cuando saludas a ésa persona a quien crees conocer, le das un beso (le da un beso) y al instante te das cuenta que no sabés quien carajo és, y tratas de disimular, pero se nota. Y si antes habías quedado como un pelotudo, ahora sos un “recontra pelotudo, pero simpático”. Un pelotudo sociable.
Es por eso que ¡Saludar no es saludable, Saludar es insalubre!
Y luego, no hay acontecimiento tan poco grato como el saludo de velorio: Porque esta bien que uno quiera acompañar en sentimiento al pariente del finado, pero dejenlo en paz, ya tiene suficiente. Y no. Hay una cola inmensa de gente esperando para saludarlo, abrazarlo, a decirle los recuerdos que pasaron juntos, por que ese es otro tema. Cuando un familiar, amigo lejano del difunto o personaje que nadie conoce en el velorio te abraza y te dice la frase “recuerdo que…” sabés que se viene un sermón anecdotario de por lo menos 30 minutos y si te suelta del abrazo es por que va a pasar a tomarte de las manos, y volver lentamente al abrazo. Insoportable.
Y aquel que viene todo transpirado? Y por no quedar maleducado, el muy desgraciado te estampa un caldoso beso y poco a poco comenzas a sentir que todo tu cachete se va tornando frío, y claro, queda mal secarse un beso, es mala educación, porque es una demostración de afecto. ¡No me lo demostres más! Entonces lo dejas así, y sabés que lo tenés ahí, pero no podes hacer nada y dejas que se evapore. Lo peor no es eso. Lo peor es seguir saludando y que todos piensen que el que deja la baba sos vos.
¡Saludar no es saludable!
Ahora bien, si el beso es algo simple, porque hay personas que se encargan de difundir el beso exagerado, el beso corneta? ¡Chuikkk! Es que se ha puesto de moda dar besos chillones? Ademas no te lo chillan en el cachete, los muy cabrones te lo hacen pegado a la oreja como un bocinazo.
Y si hay personas que se encargan de difundir el beso corneta, hay otras que se encargan de difundir el “beso Pomulazo”. Lo hacen a proposito, corroborando una vez mas que Saludar no es saludable!
Opuesto a éstos besos que desatan ira por parte de quien los recibe, se encuentran otros que por miedo a no dar un beso pomulazo, dan un beso al aire, tímidos y se frenan antes de llegar a destino. Que no sucede con los saludos que siempre llegan a destino involucrando a la familia: Andaté a la concha de tu hermana...de tu abuela…. hijo de puta...
Luego, hay un saludo que a mi particularmente me divierte mucho: Es “El saludo prematuro o anticipado”; es aquel que se refiere al armado previo del saludo, aquí honramos a los amigos que vienen con la boca preparada para el beso desde una cuadra y media. (Representa.)
Y luego ocurre que despues del saludo, se produce una situación incómoda por que ambos no saben de que hablar y ocurre lo siguiente: Como te va?...bien... todo tranquilo?, si Y vos? Bien, yo bien, tus cosas, bien? Si...bueno, me parece bien...) Y si, siempre el clima es el que salva la conversación ( va a llover, no? Si, viene negro... con granizo. No, además después te enfermas, viste)
Y si nos metemos en un remis, en pleno invierno, se nos ocurre: Frio, no?
Y en verano, para variar: Calor, no? Mucho movimiento?
Y Para ir cerrando, voy a hacer una crítica dura hacia aquella persona que no se hace cargo de su saludo. A aquella persona que nunca espera la respuesta o no le importe el estado del otro. Como si fuera automático. Entonces cuando me pregunten ¿Cómo te va? Voy a romper con éste acto reflejo, y voy a decir:
-Estoy haciendo pesas, me voy para el gimnasio , esto levantando 120 de espalda, y después me voy a comer a mi casa sanguches de mortadela....Y si, la vieja es una grosa... Pobre anda con Escolliosis, Si, ya tiene sus 73.¡ Ah, mira el domingo cumple 74. Le tengo que hacer un regalo.
Para que realmente él se de cuenta de mi estado de ánimo.
Parece que en la tecnología, también se puede notar el problema comunicativo:
Que es eso de los emoticones para reeemplazar un saludo.
Estas charlando con tu novia. Y ella te pone “estoy triste”. Y vos le respondes: la carita triste del emoticon. (pone cara de emoticon triste.)
O peor aún: No hay nada tan frío como poner “besos” al cierre de un mail. Me imagino al amigo o al novio poniendo la trompa contra la pantalla de la otra PC.
O esos que ponen “chuikk”, o “muaaa”… Por favor!
El que saluda de lejos, no sabes si es a vos o al que está atrás tuyo.
El saludo que no te acordas el nombre.
El inodoro. (Monologo)
Muy buenas noches. Bienvenidos a éste delicioso homenaje dedicado a los hombres y mujeres que cambiaron el mundo. Daremos un prolijo acercamiento a grandes filósofos y pensadores ilustres que anteceden a ésta época, que han determinado el conocimiento que trata de la esencia, propiedades, causas y efectos de cuanto existe en la realidad.
Y que mejor que traer a ésta época, a éste día, aquí, el instrumento práctico y funcional que ha sido elemental... para la elaboración de grandes ideas y proyectos de las personas…
Un espacio sagrado, diría mi viejo.
(trae un inodoro. Tiene una luz que titila.)
¡El inodoro! Que sería la filosofía... Kahn, Socrates, aristoteles, Jean paul Sartre.
Que sería la ciencia...Newton, , Sabín, Einstein...
Que sería del arte y la cultura... Picasso, Gutemberg...
Que sería del papel higiénico... Elite, Higienol, Campanita...
¿Y la sopapa?
Que sería del desodorante de ambiente? ¿Y a dónde se podrían ir a cagar muchos de los políticos?... Sin palabras...
Realmente todo un hallazgo el inodoro. Un punto de encuentro para reflexionar sobre de la vida, sobre el amor. Dijo una vez Benedetti:
“Sentado en el inodoro plasme los más hirientes poemas de amor de mi biografía. Escribía cada uno de ellos en un pedacito de papel higiénico. Sabía que cada vez que iba de vientre, llamaba a mi editor”
Cuantos momentos compartidos!!! La soledad y el inodoro, dos partes inseparables de un mismo engranaje…
Y para empezar que mejor que viajar en el tiempo, remontándonos hacia la Antigüedad, (334 A.C) Macedonia. Estamos hablando del gran conquistador del mundo antiguo, el modelo preferido y envidiado de todos los emperadores de la historia... ¡Alejandro Magno!...
Joven, valiente, dotado de cualidades intelectuales extraordinarias, quién fuera educado para ser dueño del mundo. Su habilidad política, unida a una gran capacidad como estratega militar fueron decisivas para dominar él vasto territorio europeo.
Claro, claro queda el testimonio de quienes han escuchado detrás de la puerta del baño a Alejandro, entre ellos Aristóteles, - su tutor desde los 13 años -, planificar las estrategias y disposición de sus tropas en la Gran Batalla de Alejandría, vociferando exclamaciones y onomatopeyas de tipo guerreras, (ggggrrr—ahhhjjjj--- ffffiihhh- uhhh) sentado en su inodoro.
Magno... ¡¡¡de ahí la famosa fragancia “Perfume de Magnolias” !!!
También es el caso del famoso inodoro chapado en cobre del conquistador Mongol Gengis Khan. Utilizado para sus campañas de conquista, tras la búsqueda de sus lideres rivales sobre Afganistan, Turkestán, Aquinostán y Aquitampoko, las cuales señalan una ola de depredaciones y de incontrolable violencia que hicieron famoso su nombre en la historia.
Éste artefacto era utilizado, además, para diferentes castigos y torturas que recibían los enemigos. Luego de ser capturados, eran puestos en filita india, haciendo cola para ir de vientre, y aquel que no pudiera por nervios “ante la mirada del temible Gengis Khan” eran condenados a la horca. Por el contrario, aquel prisionero que efectivamente “sí” pudiera hacer posible la salida de materia fecal, debía ejercer total control y dominio del volumen, pues los nervios “ante la mirada del temible Gengis Khan”, lamentablemente hacían que tapara el inodoro, y nada le gustaba al emperador, por lo que eran obligados como pena a recorrer la Gran Muralla China haciendo sapito.
El inodoro chapado en cobre del mismísimo Emperador Gengis Khan, se encuentra hoy en día para el disfrute de toda la sociedad Mongólica en el Museo del Gran Khingán, ubicado en Quito, Ecuador.
Volvamos al inodoro. Hablemos de la influencia del retrete sobre el arte. Música. (Música violín). Uno de los mas grandes célebres compositores clásicos de la historia como Amadeus Mozart, niño “Elegido”, quien desde los 5 años dominaba el violín, el piano y la composición. Mozart ha utilizado al inodoro como clave para sintetizar la música de su tiempo. A tal punto que iba al baño y tenía allí un piano. Una lástima que no le supo dar provecho: A los 5 años tenía los dedos prodigiosos pero las patitas cortas. No llegaba al inodoro. Meaba toda la tabla.
Amadeus Mozart escribió 41 sinfonías, entre ellas “La clemenza di Tito” (1791); “Le nozze di figaro” (1796); y “Mámma, tráeme papele Hichénnico!!(1798)”
Y en el cine, el director capocómico italiano Roberto Benigni, luego de estar postrado mas de 8 hs. en el inodoro, y ya serenado su estómago, tenía el titulo de su próxima película: “La vida es Bella”. Queda claro: Los grandes esfuerzos dan frutos deseados...
Hasta hoy en día, el Inodoro, sigue inspirando a quien lo concurra, adoptando nuevas y múltiples funciones.
Entre las diversas funciones que ha adoptado el inodoro se encuentran:
*El inodoro- culto. (Saca un libro de la mochila del inodoro.) Cultive su espíritu. Haga trabajar al mismo tiempo su intelecto y su intestino. Recomendación: lea los fascículos de la revista “Esplendida”.
*El inodoro -heladera. Conserve el plato de porotos picantes que guardo la semana pasada sin molestar a quien sufrió sus consecuencias. (Saca el plato de la mochila) Gérmenes y bacterias, abstenerse.
*El Cardio- Inodoro. (Mete un ratón en la mochila) Juéguele una bromita a su marido. Provóquele un infarto. Luego, quédese con todo su dinero.
*Inodoro Pereyra. Venta y Alquiler del Inodoro de los Pereyra. Servicio a su casa: Le levantan la tapa, le regalan un rollo, y le limpian el culo. Garantía de “Confort”. “Inodoro Pereyra”.
De ésta manera, el inodoro, desde sus tiempos mas remotos hasta hoy, como hemos visto, ha sido y será pieza fundamental y preponderante para la evolución de la humanidad en éste mundo...
¡Yo quiero hacer caca en lo de carlitos! (Apagón.)
Momentos Déjà Vu.
sedosa primavera, sol de amanecer y fresco rocío.
Lavanda, Primavera y Brisa Polar
El producto ha sido desarrollado para mantener perfumado el baño en forma continua, dado que su fragancia concentrada y su sistema con red protectora permite que el aroma permanezca en el ambiente durante un largo tiempo. Además, su diseño proporciona una rápida y fácil colocación del dispositivo. “Esta lanzamiento está pensado exclusivamente para nuestros consumidores, a quienes les encanta disfrutar de las fragancias y que por este motivo, prestan especial atención a todos los ambientes, cuidando que estos tengan ese aroma que los inspira y los invita a disfrutar”, comentó Maximiliano Skowron,
El Loco de la maquinita.
Whiskymimo
Estación terminal de Tandil. Afuera, la maquina expendedora de ositos de peluche. Los ositos peluches se encuentra cerca de la dársena numero dos de los colectivos. Al lado, un banquito de madera. Está muy sucia la terminal, hay latitas, bolsas y todo tipo de papeles desparramados por todas las plataformas. Hace frío, son las seis de la mañana. Taruja se encuentra barriendo rutinariamente el piso de cemento. Es un viejo portero y sereno de la estación. Flaco desgarbado, alto y arrugado, lleva gorra de Tc 2000, ropa metalúrgica. Mientras barre charla, como todas las mañanas, con Agustin, otro viejo venido a menos, petiso, dejado, de dientes gastados. Es el maletero de una de las empresas de ómnibus, pero aún mantiene el uniforme de camisa azul, y pantalón negro que alguna vez la empresa le ha prestado para trabajar. Casi todas las mañanas, Agustin saca un peso diario de su propina para jugarle una fichita a la maquina y así sacar el muñequito de plástico de una sola pieza de Carlos Gardel que se diferencia entre todos los otros de peluche.
Cuadro 1
Agustín: (Mirando alrededor de la maquina con una moneda en la mano de un peso, y tomando mediciones con los dedos pegados al vidrio, canta desafinadamente el tango Golondrinas, de Le pera – Gardel.)...”Golondrinas de un solo verano con ansias constantes de cielos lejanos”... (Se aleja del vidrio.) “alma criolla, errante y viajera” (Se acerca.) “querer detenerla es una quimera”... (Le habla al muñequito. Taruja lo mira.) ¡Ya te voy a sacar, Carlitos! Vas a ver como me vas a agradecer que te aleje de toda ésta banda de giles. Anda haciéndole un corte de mangas al Pato Donald si querés que te estuvo apoyando por atrás toda una vida. ¡Mira como te miran el hombre araña, el pingüinito y la jirafa! ¡Envidia! Es que te vas de gira, carlitos, y no volves más... ¿Te acordas del conejo? (Señala abajo.) ¡Mira donde quedó! ¡Enterrado debajo de Mickey y ése sapo... ése sapo... (A Taruja) ¿Cómo se llamaba?
Taruja: René.
Agustin: ¡Ése sapo René que tanto nos complicó! (Pausa. Transición.) ¡Disculpame! ¡No tuve suerte nunca, la palanquita funciona mal y el taruja cada vez que te toca, te entierra más, pero hoy es el día, estas así de la gloría! ¡Mira lo que tengo... (Le muestra la moneda a Carlitos.) eso, reíte carlitos, mostrame la sonrisa, ahí ésta...(Se pega al espejo y compone facial, pero ridículamente a Gardel y canta.) ¡Acaricia mi ensueño! (Frena.) (A Taruja.) Parece que fue ayer que lo vi de refilón acá dentro, y que me pedía a gritos ahogados que lo sacara. ¡Hoy es el día! (Al muñeco.) Vos vales la pena, ciento cincuentidos fichines, hoy la ciento cincuentitres. ¡Ni bien estés afuera, me tomo el día, te lustro y te pongo en la cómoda al lado de la fotito!
Taruja: Yo lo vi primero.
Agustin: ¿El que?
Taruja: Al muñequito. Fui yo...
Agustin: Mentiras.
Taruja: Yo lo vi primero. Trajeron la maquinita y empezaron a echar los muñequitos adentro. Todos apilados. Como conventillo. Y en eso cayó Gardel.
Agustin: Taruja, ¿nunca se te dio por decirles que lo pongan arriba del todo?
Taruja: Es un muñeco, nomás...
Agustin: Es Carlitos...
Taruja: No, nunca. ¿Qué sabía yo que iba a venir un viejo tocado que le hable a los muñequitos? Ni los pibitos, le hablan. Es mas, ni se acercan. El único que le da de comer a ésa maquina sos vos.
Agustin: Fanatismo mío. ¡Y vos también jugas!
Taruja: Sí. Me da una vergüenza que la gente me mire jugando a la maquinita. Parecemos dos salidos del... del… La otra vez que vino Chiche, y me vio, me quería esconder adentro, entre los muñequitos, y no salir hasta que venga un borrego y me saque, la puta que lo parió. Por hacerte caso. “Taruja, taruja, maneja vos que soy mufa, maneja vos”
Agustin: ¿Y que queres? Seré mufa. Ciento cincuenta y dos fichines ya... y gardelito adentro... (Va hasta la maquina de vuelta. Canta.) …“busque fortuna y halle un crisol, plata de luna…” (sigue cantando)
Taruja: ¿Estuviste con Luis?
Agustin: No.
Taruja: ¡Ah, menos mal! (Agustin no lo escucha) ¡Siempre con cara de culo!
Agustin: (Por el muñeco.) …Capaz que si la torcemos desde la punta derecha, se amontona encima de la tortuga y queda mas fácil para la manopla…o si, primero sacamos al pato, va a quedar mas a la vista… (Gira alrededor de la maquina. Taruja lo mira de rutina.) Estuve contando la anteayer, son creo que mas o menos treinta y seis, treinta y siete muñequitos, si es que hoy no se llevaron ninguno, no creo, siguen igual… ¿sabes que me puse a pensar?
Taruja: (Atento) ¿Qué?
Agustin: Estuve equivocado.
Taruja: ¿ah? ¿si?
Agustin: (Sentencioso.) Sí.
Taruja: ¿Por qué?
Agustin: Por Gardel.
Taruja: ¡ehhh! Te dije…
Agustin: Tengo que dejar de pensar en Carlitos…
Taruja: ¡ehhh! Te dije…
Agustin: Me distrae…
Taruja: (Acentuando.) ¡ehhh!
Agustin: (Pausa.) Me tengo que concentrar en los otros. (Taruja lo mira desconcertado) Carlitos me distrae. No me deja pensar. No… Es como si…. ¡que carajo! No se… Es un juego de inteligencia, para sacarlo me tengo que meter a correr los demás…me atrae y me distrae al mismo tiempo…y no puede ser así, no me deja pensar… ¡hay que darle aire, espacio, dejar el camino libre!
Taruja: La van a sacar.
Agustin: (Pausa larga.) ¿Qué decís?
Taruja: Que la van a sacar.
Agustin: (Pausa.) ¿Se la llevan?
Taruja: Si, se la llevan.
Agustin: (incrédulo.) ¿A la maquinita?
Taruja: Lo escuche al chiche, que dijo Luís, que estaba al pedo y que no tenía sentido que la dejaran ahí postrada. Que la musiquita rompe las bolas toda la noche, y consume mucha electricidad, por eso la quieren fletar de acá. Creo que la llevan a la Plaza Uriburu, al lado de la calesita la van a dejar.
Agustin: ¿Chiche te dijo? ¿La plaza Uriburu?
Taruja: Escuche, no me dijo.
Agustin: ¿Cuándo?
Taruja: Anteayer.
Agustin: No. ¿Qué cuando la van a sacar?
Taruja: En poco tiempo.
Agustin: No sabes, no?
Taruja: Pero sos pelotudo o te haces...
Agustin: Que se yo. Me lo decís tan… ¡Como si fuese fácil! Todo el tiempo que estuvimos jugando…uno se familiariza ¿no? Es difícil digerir la… la maquinita tiene algo…
Taruja: Un montón de boludeces (Agustin le clava la mirada.) con excepción de Carlitos. No podes dedicarle tu vida…
Agustin: Si señor, sí que puedo.
Taruja: No. Agustín, escuchame. Para vos la maquinita es un pasatiempo y para los dueños de acá ya esta “pasada” de tiempo, que va a ser. Quieren remodelar de a poco toda la terminal y me parece de diez que saquen todos los cacharros que ocupan lugar. Fijate que la gente que viene la re putea, por que no puede pasar con los bolsos.
Agustin: Pero si la pusieron para la gente que espera.
Taruja: Es una terminal, no una placita con juegos.
Agustin: (Pensativo.) La plaza Uriburu, lejísimo... ¿Cómo se van a llevar la maquinita hasta allá? (Pausa.) Y me voy a tener que ir a laburar a la calesita.
Taruja: Si. Le vas a decir al dueño de la calesita, “vengo a trabajar porque acá está el muñequito de Gardel”.
Agustin: Laburo gratis. (Taruja le hace un gesto descalificador con la mirada.) ¡Hijos de puta! (Va hasta la maquinita. La empieza a mover agresivamente.) Nos quieren separar, carlitos. ¿Podes creer? Yo te quiero poner alitas, y otros te quieren estrellar con el avión.
Taruja: ¡Pará che, pará! (Lo intenta agarrar)
Agustin: ¡¡Que no tienen memoria!!
Taruja: ¡Ya está Agustín! ¡Cálmate viejo!
Agustin: (Enajenado.) ¡No tienen memoria! ¡No se acuerdan quien sos!
¡Vergüenza!
Taruja: (Consolándolo.) Tenes razón titin, pero nos van a echar. Si nos ve el Luís nos raja! Vení. Vamos. (Se sientan en el banquito. Pausa larga.) ¡Mas tranquilo! ¿Verdad?
Agustin: …Luis y la puta madre que te parió…
Taruja: ¡Bueh! Sigo. A las siete, llega uno de Bahía. ¿Vas a recibirlo?
Agustin: Espera. Dame un segundo taruja. (Se acerca a la maquina y pone la moneda parsimoniosamente en el fichero, toma una respiración, se concentra. Taruja lentamente se acerca. Se miran. El gancho metálico comienza a funcionar y la musiquita del juego es mas ahora un poco mas fuerte. Agustin muestra un manejo de la palanca minucioso hasta colocarlo justo arriba del muñeco de Gardel. Cuando está arriba, Taruja le hace seña con el pulgar arriba que puede apretar el botón. Agustin aprieta. El gancho metálico baja, se cierra por donde está Gardel, pero al levantar, vuelve sin nada. Silencio. Amargura. Taruja toma sus baldes, trapos y comienza a irse. ) ¿Te quedó alguna? (Taruja lamenta negarle y se va. Se escucha la voz en off de una mujer.)
Voz en off: Se informa, el arribo de la empresa El Rápido proveniente de Bahía Blanca, por plataforma numero 2.
(La luz baja lentamente, mientras Agustin ve llegar el coche.)
Cuadro 2
(Luz. Agustin transpirado juntando los ticket de los bolsos de los pasajeros del colectivo.)
Agustin: ¡Dos bolsos negros! ¡Fácil, diez y veinticinco kilos cada uno! ¡Tres valijas, dos verdes y una marrón cremita! “Podes pasarme esa, la que está arriba de la de cuero” ¡Un cochecito de bebé, un par de cajas y una bici desarmada! “Por favor tené cuidado que son frágiles”, ¡En el fondo de toda la baulera! ¡La putisima madre que lo parió! ¡Pretenciosos, pretenciosos! Y se enojan si se las acomodas mal, o se las bajas al piso... (Mira su bolsillo)¡¡Cincuenta y cinco centavos!! Un día digo, un día que laburen de maletero. Un turno solo, nomás, veintiséis coches de subir y bajar los deseos de la gente. Dos turnos y quedarían muertos. ¡No tienen ni idea! (Entra Taruja peinado, sin la gorra.)
Taruja: ¿Qué haces?
Agustin: Dando lástima.
Taruja: Deja, yo barro. (Se dispone a barrer mirando los colectivos que se van acercando. Mientras lo hace va juntando papeles y los va tirando en una bolsa.)
Agustin: Mas de la mitad del colectivo, no llegué a un peso. (Va hasta la maquinita. Se sienta en el banquito.)
Taruja: ¡Va! No rezongue. Siempre igual. Ahora viene uno de Vidal. (Se queda barriendo. Agustin solo mira la maquinita. La escena se vuelve silenciosa por unos instantes.) Tenemos lluvia hoy. (Pausa.) ¿Vendrá la rubia? (Pausa. Para de barrer. Mira la entrada de los colectivos.) Ah, El rápido de Rauch. De las diez y cuarenta y cinco. No es. El de Vidal, siempre con demora, che. Parece que lo hacen a propósito las empresas, con tal de alimentar la espera de la gente. Igual lo digo por la que esta arriba del bondi. (Pausa.)Y la de abajo que espera también. Pobre, la gente espera para subirse a esperar. Es necesario. De todas maneras no viajo nunca en colectivo de larga distancia, jamás. Esta llena de pozos la ruta y los autos te pasan sin mirar quien viene delante. (Mirando el cielo.) Si, se viene. ¡Ah! Por eso demora. La lluvia detiene el tiempo. Allá llueve y la tormenta se viene para acá.
Agustin: (Estalla en bronca.) ¡Chiche es un alcahuete! Le sopla los huevos al patrón cuando los tiene páspados. Y a nosotros, cuando le conviene se arrima, sino...
Taruja: Es un pobre viejo.
Agustin: Igual que vos. Igual que yo.
Taruja: Tus canas viejas.
Agustin: Bien se podría haber jugado y decirle que nos deje la maquinita para nosotros, pero se quedó mudo. Las juega todas para él. Y si se puede cartear, lo hace. Que no nos venga a pedir un favor...
Taruja: Escuchame Titin, no es que me arremangue y me lave las manos, a mi no me jode que se lleven la maquinita. Es una cosa que no me tira tanto como a vos. No quiero meter la pata por un muñequito o por la maquina, como sea…
Agustin: (Pausa.) ¡Ah! Estoy solo entonces, che...
Taruja: No digo eso...
Agustin: Lo diste a entender. Vos y el chiche, dos alcahuetísimos del patrón. No pongo las manos en el fuego ni en pedo por ustedes.
Taruja: ¡Eh! Agustin, pará un poco. Yo estoy siempre con vos. En las buenas y las malas. Acordate de la vez que te afanaste el bolso que se olvido el viejito ése de Chascomús en la baulera, eh.
Agustin: Son cosas que...
Taruja: ¿Quién te hizo la segunda cuando vino encabronado a reclamarlo? Si no fuera por mí, que le dije que los maleteros de Rauch lo habían bajado por equivocación, estarías tirado en la calle hoy, no digas...
Agustin: Sí, pero...
Taruja: Y vos viste como estaba el Luis, te miraba con unas ganas de limpiarte, y el señorito con los brazos en jarra: “...yo no tengo nada que ver, Luis, le juro. Tiene razón el taruja. Fueron los de Rauch, los de Rauch ”. Y yo como un infeliz, asintiendo con la cabeza. “Si, si”. Sentí que mi alma se la vendí al diablo ése día. Y pobre el viejito que te creyó...
Agustin: ¡Ah! ¡Que pobre, forrado en guita!
Taruja: Si, que te la quedaste.
Agustin: No quisiste nada.
Taruja: Mas vale, plata sucia.
Agustin: (Pausa.) ¡Como safamos!
Taruja: ¡Como te hice zafar!
Agustin: (Lo abraza.) ¡Grande Taruja!
Taruja: Te das vuelta como una tortilla. Largá. (Agustin lo suelta.)
Agustin: Tenés razón.
Taruja: Entonces no digas que soy alcahuete de Luis.
Agustin: Es verdad. El chiche sí.
Taruja: El chiche es el chiche y yo, yo. Pero no puedo hacer nada. Capaz que le decís y nos hace despachar junto con la maquinita.
Agustin: Ves, a ése tipo habría que meterlo adentro. No digo la cárcel, de la maquina pegadito con todos los peluches, para que sintiera lo que es estar encerrado. Entonces yo vendría siempre, y lo levantaría con el gancho, pero de las bolas y cuando esté por entrar al canastito, justo antes, lo dejaría caer de vuelta con los otros.
Taruja: (Ambos ríen.) Ja, estás loco.
Agustin: Tengo razón.
Taruja: (Ríe.)... el muñequito de Chiche.
Agustin: Sí... (Pausa. Mirando el cielo.) ¡Uy! Dejé la ropa afuera. ¡Que lo tiró!
Taruja: Si, llama y decí que te la entren.
Agustin: Tenes razón. Ya vengo. Chifláme si viene el de Vidal. (Agustin se va.)
Taruja: (Taruja se queda mirando la llegada del micro de Vidal. Toma su escoba, el tacho y continua barriendo. Algo en su mirada es esperanzador, pero no deja de ser triste. Taruja abre sus brazos en cruz para sentir las primeras gotas de lluvia. Se escucha la voz en off de la mujer que anuncia las llegadas y partidas de los colectivos. Taruja al escuchar vuelve en sí, y se va al lado de la maquinita a mirar la llegada del colectivo.)
Voz en off: Se informa, el arribo de la empresa El Rápido proveniente de Vidal, en plataforma numero 3.
(Taruja, parado apoyado sobre su escoba, mira atento todas las personas que bajan del colectivo. Una vez que se fueron todas, se queda abstraído en pensamientos. Llega Agustin maldiciendo.)
Agustin: ¡Me pusieron un japonés! ¡Me pusieron un japonés! ¿Podes creer? A propósito, como saben que yo los odio, me lo encajaron a mí.
Taruja: ¿A vos? ¿En tu habitación?
Agustin: Si. La semana pasada se fue el cordobés, y ahora que estaba tranquilo y podía mirar la tele sin discutir, me trajeron a un chino. ¡La putísima madre que lo parió! Llego del laburo, y me tengo que encontrar con un chino. ¿Que carajo hace en mi habitación, un chino? Nos están invadiendo... porque en capital, vaya y pase, pero acá en Tandil, en la pensión del culo del mundo, al lado de mi cama... Hoy mientras duerme, lo asfixio con la almohada, va a ver.
Taruja: (Pausa.) ¿Entraron la ropa?
Agustin: (Encolerizado.) ¡Ja! ¡El japonés! Ahora voy a tener que darles las gracias...
Taruja: Bue!... es un ser humano, no te pongas loco. Capaz que el tipo tiene buenas intensiones y vos sos un seco de miércoles.
Agustin: Pero si son mas raros que la comida que comen. Ya me imagino la casa llena de arroz, después tengo que andar barriendo…
Taruja: ¿Es japonés o chino?
Agustin: Que se yo. Son iguales.
Taruja: Creo que el chino tiene la cabeza más cuadrada y son mas altos.
Agustin: Ya esta. Dejemos de hablar del chino, o del japonés.
Taruja: Esta bien.
Agustin: (Pausa larga entre ambos mirando la lluvia.) ¿Llegó el de Vidal, no?
Taruja: Si. No te avisé, disculpa titin. Si te avisaba ahora estaría barriendo bajo la lluvia.
Agustin: No importa.
Taruja: Igual fueron no más de 15 personas, poquitas. Y bajaron a las chapas. Sin bolsos casi.
Agustin: Dejá. Tengo un día hoy.
Taruja: (Pausa.) Vas a ver que te lo sacas antes de que se la lleven.
Agustin: ¿Y sino?
Taruja: Lo sacas.
Agustin: Es difícil. (Mira el muñeco.)
Taruja: Pará con la mufa...
Agustin: Parece fácil, él está ahí, yo acá, y hay un vidrio al medio, es... (Mueve su mano como el gancho.) Acariciarlo. (El verbo le vino el recuerdo de la canción “El día que me quieras”. Canta. Taruja lo mira.) “Acaricia mi ensueño de un suave murmullo de tu suspirar... como ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar... y si...”
Taruja: Basta, titín que me suicido.
Agustin: Estoy imitando a Carlitos Gardel...
Taruja: A un gangoso.
Agustin: (Catedrático.) Gardel no era ningún gangoso.
Taruja: Por vos decía.
Agustin: Imitalo vos. (Taruja niega) Porque no te sale.
Taruja: No. No me gusta. Dejá.
Agustin: Un poquito nomás.
Taruja: Dije no. Punto.
Agustin: (Imita.) “¡Dije no, punto!”
Taruja: Las cosas que no son argentinas no me gustan.
Agustin: (Captando la indirecta.) ¿A que viene eso? (Taruja hace silencio.) ¿Te hice una pregunta taruja?
Taruja: No jodas, ya está.
Agustin: ¿Que ya está? Te conozco. Quisiste decir que Gardelito es...
Taruja: Frances, titin. Frances. En todo caso, uruguayo.
Agustin: No empecemos de vuelta con las falsas historias. Es argentino y sanseacabó. Cuando los argentinos van a Europa, lo primero que le dicen los gringos es Maradona, y después Gardel. Es argentino.
Taruja: Se hizo conocido en Argentina.
Agustin: Nació.
Taruja: Se hizo.
Agustin: Nació, te digo. Pasa que no era un tipo bocón como... el chiche y no quería contar de donde nació, para generar mas misterio entre los fanáticos. Pero Carlitos es argentino. ¿Dónde lo enterraron? En Argentina. Las personas cuando mueren, las entierran en su país. Si lo pudieron velar que se yo cuantos meses mas tarde. Sabes cuantos puchos le deje en la estatua…(Le habla al muñeco.) ¡Que lástima que te fuiste tan pronto! ¿Te acordás cuando viniste a Tandil? Al bar del viejo Firpo. ¡Uy! Yo no tenía ni idea porque estaba ahí, no sabía quien eras y mi vieja me había llevado de la mano casi arrastrándome porque llegábamos tarde. Ella era fanática tuya. Quien no, en esa época, donde ibas derramabas encanto. (A Taruja.) Estábamos en la puerta y muchísima gente se amontonaba, discutía y se peleaba por entrar a ver el show. Recuerdo que lloraba, y lloraba, por que sentía que la gente se me venía encima y mamá no podía hacer nada (Al muñeco.)Y cuando saliste, entre los empujones y griterío, me acuerdo de una mano que me frota la cabeza unos segundos y se va fugaz. Era la tuya. (A Taruja.) Tengo el recuerdo como en las películas en blanco y negro, todo se movía en cámara lenta. Fugaz. No se me va más.
Taruja: ¿No pensas que pudo haber sido cualquier mano entre los empujones?
Agustin: (Seco.) No, fue la mano de Carlitos. Mamá me dijo.
Taruja: Tu vieja te hubiese dicho cualquier cosa con tal de que te callaras...
Agustin: No me crees.
Taruja: Me da igual...
Agustin: Claro, me olvidaba, si vos sos polaco.
Taruja: ¿Polaco?
Agustin: No te gusta el fútbol, no te gusta el tango, no comes carne... sos polaco.
Taruja: ¿Y? No me gustan... ¡Vos le hablas a un muñequito de plástico!
Agustin: De Gardel, que es ar-gen-ti-no...
Taruja: Me voy, titin, me cansaste. (Se va.)
Agustin: Chau polaco!
Taruja: (Taruja antes de irse, vuelve, le toca la cabeza a Agustín como Gardel lo hizo en su anécdota y se va riéndose.) ¡Fugaz!
Agustin: ¡Si, fugaz! (Taruja ya se fue. Agustin lo mira a Gardel, se apoya contra la maquina, dejando cerrar sus ojos hasta dormirse. Se escucha la voz en off de la mujer pero esta vez es parte del sueño de Agustin.)
Voz en off: Empresa el Rápido anuncia que en plataforma numero 2, comienza a irse la ilusión de Agustin, con destino a la placita Uriburu, por favor, Agustin, saca el muñequito de Carlitos mañana por la mañana por que a la noche se lo llevan, a la noche se lo llevan… a la noche…
(Entra Taruja, interpretando a Carlos Gardel. Es el sueño de Agustin. Viste con zapatos de charol negro, traje y el sombrero característico de Carlos Gardel. Taruja habla realmente muy parecido con el destacado acento porteño de época. Se acerca hacia Agustin, y le acaricia la cabeza. Agustin lo mira incrédulo.)
Gardel: Agustin...
Agustin: Carlitos...
Gardel: Agustin... No llores, tu mamá ya viene...
Agustin: ¿Donde está?
Gardel: Por ahí... Trarquilo, seguí apoliyardo, pibe.
Agustin: No te vayas...
Gardel: Me tengo que ir. Me espera el avión.
Agustin: ¿Adónde vas?
Gardel: A la Placita Uriburu.
Agustin: Ahí es donde se estrelló el avión. No vayas...
Gardel: ...es que tengo un concierto. Andá a verme vos. Te dejo una invitación. (Se va yendo.)
Agustin: ¡No, taruja!
Gardel: ¿Taruja? Soy Carlitos...
Agustin: No vayas, taruja, taruja no vayas... (Gardel se va mientras Agustin va recuperando su estado de sueño echado contra la maquinita. Abruptamente se despierta repitiendo ésa frase sin entender porqué. ) ¡No te vayas taruja! ¡No te vayas! (Apagón.)
Cuadro 3
(Taruja se encuentra limpiando la maquina con un balde y un trapo. En costado del banquito una vieja radio.) Es al otro día a la mañana. Llega Agustin con un termo y mate bajo el brazo.)
Agustin: ¡Taruja, taruja, se me apareció! ¡Se me apareció!
Taruja: ¿Quién se te...
Agustin: ¡Gardel!
Taruja: ¡Son las siete de la mañana Agustin!
Agustin: ¡Esta bien, no era Gardel, eras vos!
Taruja: ¡No me busques, titin...
Agustin: (Se sienta en el banquito. Está muy ansioso.) ¡Espera! ¡Dejame contarte! ¡Mate! (Taruja acepta.) ¡Ayer, a la noche cuando te fuiste me quedé durmiendo justo acá pensando un poco, en bue, que se yo... en todo. La cosa es que empiezo a soñar y aparece Gardel, y eras vos...
Taruja: ¡Yo?
Agustin: ¡Si, vos Tarujin! ¡Gardel! (Le estampa un beso en la frente).
Taruja: ¡Ja! justo yo... el “polaco” ¿no?
Agustin: Que se yo, viste que en los sueños todo se confunde, la otra vez soñé que el chiche...
Taruja: (Lo frena.) Espera titín, de a un sueño por vez...
Agustin: Es verdad. (Pausa. Retoma.) Y... ¿Por donde iba?
Taruja: Que me aparecí...
Agustin: Si. No me acuerdo mucho pero lo que tengo clarito es que me dijo, me dijiste: (Imita.) Mañana sale el avión a la Placita Uriburu... (Taruja ríe y Agustin larga carcajada.) ¡A la placita Uriburu! ¡Ja! ¿Te imaginas? El Avión llegando a la placita...
Taruja: ¿Y que pasó después?
Agustin: Se fue. Se las tomó y me desperté. Me fui a casa.
Taruja: ¿Estas bien? ¿Pudiste dormir?
Agustin: (Esta eufórico.) Para nada. No termina acá.
Taruja: ¿Qué pasó?
Agustin: Llego a casa. Abro la puerta. El Japonés escuchando y cantando el tango “Soledad” de Carlitos, mientras movía los pies haciendo un ocho. No se como aguante cinco minutos sin ni siquiera putearlo. Como un señor quietito lo miraba, y patita para acá, patita para allá, metió un taquito por detrás, una especie de firulete, y me sacó a bailar ahí nomás en el medio del cuartito como en los piringundines de época, ¿te acordas? Me dejé. Fue todo como una magia que me llevó a decir que sí. Por un momento creí que seguía con el sueño y comencé a pensar que me lo había mandado Gardelito desde el cielo. Es mas, se me cruzó que el chino era la reencarnación de él.
Taruja: ¿Y que carajo hacía el chino bailando tango? (Le da el mate.)
Agustin: Japonés. Nació en Tokio, pero se vino a capital. Ahora está en Tandil por una mina que es de acá. La conoció en una milonga en capital, y se enganchó.
Taruja: Y se vino de raje para acá.
Agustin: Si. Me contó de su vida. No sabés lo bien, pero bien que habla argentino. Nos quedamos toda la noche hablando de carlitos, y del tango. A los japoneses les encanta.
Taruja: …a los japoneses les gusta todo...
Agustin: ¡Ja! Me dio la razón de que Carlitos es argentino. ¡Ves! Y le conté de la maquinita. Mirá. (Le muestra una bolsa con monedas de un peso.)
Taruja: ¿Y eso?
Agustin: Ocho monedas de un peso, señor. Me las regaló, quería que traiga a carlitos..
Taruja: ¡Miralo vos!
Agustin: ¡Kim yitaka!
Taruja: ¿Así se llama?
Agustin: Si, pero para mí “Milonguita”. Le gustó el apodo.
Taruja: ¿Y que esperas? Está por caer el chiche con el flete...
Agustin: (sorprendido.) ¿Ahora? ¿No era a la noche?
Taruja: No. Me llamo recién.
Agustin: Ya le juego. (Se pone enfrente de la maquinita. Está por meter una moneda. Se queda mirando el vidrio.)
Taruja: La estuve limpiando...
Agustin: ¡Taruja viejo peludo!
Taruja: Esperá. (Taruja va hasta al lado del banquito y toma la radio. Pone un casette adentro. Y comienza a escucharse “Melodia de arrabal” de Carlos Gardel.)
Agustin: ¡Taruja!
Taruja: ¡Dale, Titin!
Agustin: (Le lloran los ojos.) ¡Para que lloro y no veo la palanquita! (Al muñequito.) ¡Carlitos! (La música inunda toda la estación. Los dos quedán muy eufóricos y expectantes en el juego. Apagón.)
(Vuelve la luz. Están los dos sentados en el banquito uno apoyado en el otro. La maquinita no está más. Hay un clima de velorio. Agustin le saca la radio a Taruja y apaga la música. Taruja se levanta esperando un colectivo.)
Taruja: No vale la pena, el de Vidal. No hay caso. Es increíble lo que tarda. ¿No lo viste, no? (Agustin sigue en su velorio.) Capaz que ya pasó. No, no creo. Está llena de pozos la ruta. Van mas despacio. Antes le metían los choferes a fondo. Ahora reculan. Tantos accidentes... ¿Vendrá la rubia hoy? (Apagón.)
Cuadro 4
(Luz. Un par de días mas tarde. En el lugar que ocupaba la maquinita de peluches, hay ahora un flipper desvencijado sin música, pero que todavía funciona. Taruja se encuentra jugando una fichita. Entra a escena Agustin.)
Agustin: (Lo mira a Taruja sorprendido.)¿Y eso?
Taruja: (Sin dejar de jugar.) ¡Ah, Títin ¿Cómo estás? Lo trajo el chiche ayer a la noche, después de que te fueras. ¡El Flipper!
Agustin: ¡Si, ya sé lo que es un flipper!
Taruja: ¡Espero que no te moleste, estaba en descanso y le jugué una fichita.
Agustin: No... Para nada. (Se acerca. Mira la maquinita.) Es igual de grande que la otra. ¿Cuánto vale la fichita?
Taruja: Cincuenta.
Agustin: ¡Ah!...
Taruja: Si.
Agustin: ¿Vino algún pibito?
Taruja: No... creo que no.
Agustin: ¡Vengo de la placita Uriburu! ¡Lo pusieron al lado de la pochoclera! Y está más abajo. Se ve que dieron vuelta la maquinita para que entrara en el flete, y se mezclaron todos los muñecos. Casi ni lo veo ahora. Esta justo abajito de la Pantera Rosa. (Ve a Taruja muy concentrado en el juego.) Parece un geriátrico la plaza. Se amontonan todos los viejos en los banquitos que hay alrededor y miran como tortugas a los chiquitos andar en la calesita. ¿Sabes cuantos conté que le jugaron?
Taruja: (Sin mirar.) ¿Cuántos?
Agustin: ¡Tres! ¡Ja! ¡ocho fichas yo solito! ¡Y la cambiaron por un flipper, estaban buscando algo más novedoso, y trajeron un flipper, que no te regala nada encima. (Con intensión.) Y sirve para enviciar a los pelotudos...
Taruja: (Distraído, pero mete un bocadillo para seguir el hilo de la conversación.) Son unos pelotudos, son unos pelotudos...
Agustin: Que poco dura poco el dolor ajeno, eh...
Taruja: (Desentendido.) ¿Qué decís?
Agustin: ...digo, se la llevaron anteayer y...
Taruja: ¿Y? ¿Y, qué?
Agustin: Que a la otra no le jugabas nunca...
Taruja: Y me divierte más...
Agustin: Te divierte más, te divierte más...
Taruja: ¿Estás celoso?
Agustin: No. Celoso, no. Pero...
Taruja: ... pero te hace mal que juegue a la maquinita...
Agustin: ¡Hace lo que quieras! (Se va a mirar si llega algún colectivo. Taruja se queda jugando a la maquinita compenetrado. Agustin lo mira seguido de reojo, cada vez mas embroncado. Con intensión.) ¿Pasó la rubia?
Taruja: (Escucho la intensión del comentario. Frena abruptamente.) ¿Qué dijiste?
Agustin: Te pregunte si pasó.
Taruja: Estás hablando de la rubia. Vos nunca hablas de ella...
Agustin: No la vi nunca...
Taruja: (A la defensiva.) ¿Qué tiene? ¿Decís que es mentira?
Agustin: Digo...
Taruja: ¡Ah! Te crees que te estoy mintiendo... ¡Que no existe! ¿Qué sabes vos? ¿Alguna vez me viste cuando bajaba del de Vidal? No, porque todavía no trabajabas acá... ¡Que sabrás vos de la rubia! (Se le acerca a Agustin. Lo empuja.) ¿Qué te contó? ¿El chiche fue, no? ¡Dale, decime! (Lo empuja.)
Agustin: ¡No! ¿De que hablas?
Taruja: Lo estuvo desparramando... te dijo también a vos...
Agustin: (Están frente a frente.) ¡No es necesario que te pongas así! ¡Tranquilo tarujita! ¡Te creo!
Taruja: Me tenés que creer...
Agustin: ¡Si!
Taruja: ¿Sí seguro o sí no tanto?
Agustin: ¡Si seguro! ¡Te pregunte por que la quería conocer, nada más!
Taruja: (Está más relajado ahora.) ¡Claro que la vas a conocer! Cuando venga te la voy a presentar a Susanita.
Agustin: ¡Ah! Susanita se llamaba (Taruja lo mira serio nuevamente. Agustin corrige.) ...como mamá.
Taruja: ¡Ah!
Agustin: Si, pobre. ¡Que dios la tenga resguardadita en algún rincón del cielo! (Pausa larga de ambos mirando la nada.)
Taruja: ¿Qué vas a hacer?
Agustin: Nada. Esperar que se me pase. De vez en cuando iré a visitarlo, que voy a hacer. Me tendré que acostumbrar a no verlo. Si total, la pila de muñequitos que debe haber de Gardel en el mundo. Es más, a la vuelta de casa hay un polirubro que tiene un imán con la cara de él. Me lo voy a comprar mañana y lo voy a poner en la heladera. A Milonguita le va a encantar.
Taruja: ¡A Milonguita!
Agustin: Y a mí también...
Taruja: Si, seguro.
Agustin: (Parodiando la situación anterior.) ¿Sí seguro o sí no tanto?
Taruja: ¡Ja! Sí no tanto. ¿Tomamos unos mates?
Agustín: ¿No tenes que laburar?
Taruja: Ya barrí temprano. ¿Vos?
Agustin: Ahora vienen un par de coches, pero dale...
Taruja: Voy a buscar agua. (Toma el termo y se va. Agustin queda solo en la terminal. Va hasta la maquinita. La mira con una bronca incontenible. Comienza a apretar los botones con mucha fuerza. Le pega pataditas como si fuera un chico tratando de que le diera créditos. De a poco el estado de enojo que tenía se va tornando a uno de asombro, de juego y diversión. Comienza a jugar con la maquinita metiendo una fichita. Está ahora fuera de sí, como lo haría un niño. En ese instante llega Taruja con el mate y el termo.)
Agustin: (Inmediatamente se encuentran con la mirada, agustín exclama.) ¡Maquina de mierda! (Deja de jugar.)
Taruja: ¿Estabas jugando?
Agustin: Tenía una fichita dentro y ...
Taruja: Le jugaste.
Agustin: Si, pero ni se compara con la de los peluches. (Esquivando el tema. Pide un mate.) Dame uno. (Taruja ceba. Taruja observa a Agustín pensativo.) Está dulce, ¿Cuántas le pusiste?
Taruja: Oíme, titín, que yo le juegue, vaya y pase, pero que te vea a vos dándole al tiki- tiki... ¿qué diría Carlitos si te ve desde el cielo? “Ya se olvidó de mí” va a pensar. ¿Cuánto tiempo estuviste detrás? Tres meses, fácil. Y lo querés cambiar por un imán pedorro que no significa nada. Es Gardel. Reencarnado en el muñequito de plástico que alguna vez te miró para que lo desenterraras entre todos esos peluches de cuarta. Te lo pusieron. A vos. Ahí. Quien sabe, pero te tocó a vos. No esperes más. No te enojés, pero acá todos te conocen como el viejo que le habla a la maquinita, titín... ¿A que le vas a hablar ahora?
Agustin: ¿De en serio?
Taruja: ¿No sabías?
Agustin: No.
Taruja: Claro. Llamas la atención y entretenés a los que esperan para viajar. Que se yo, les gusta. A mí también. Pero el luís y chiche creen que es mala imagen para la terminal, que espantas a la gente. (Pausa. Agustin no dice nada. Esta shokeado.) Yo nunca te dije, no me animaba, entendés. Por eso la llevaron…Gardel no tiene nada que ver…
Agustin: (Pausa.) ¿Así que el loco de la maquinita? (Se va repitiendo y jugando con ésa frase. Cabizbajo. Taruja queda solo pensativo. Se toma unos mates. Se escucha la voz de la mujer.)
Voz en off: Se encuentra en plataforma 2 el colectivo de la empresa El Rápido...( La voz de la mina es interrumpida por la voz de Agustin.) ¡Que hace señor! Usted no puede...
Agustin: (Está agitado.)...Hola, si, hola... A los pasajeros de la terminal que me estén escuchando... a los que me conocen y no tanto, a los que se van o a los que recién bajan, les habla el loco de la maquinita, Agustín... (Taruja está desorbitado. Duro, escuchando cada frase de Agustín.) Me veo en posición, con éste micrófono en mano, de mandar bien a la mierda a luís y a todos los soplanucas y alcahuetes de él, como el chiche Muñoz, que ya tiene la lengua gastada de tanto lamerle las bolas. Para los que no saben, es el canoso que trabaja en el sector encomiendas de la empresa El Rápido... Ellos creen que le hablo a una maquinita. Están totalmente equivocados... ¡Es a Gardel! ¡Ja! ¡Si, señores, a Gardel a quien le hablo! Pero no el Frances, como dice mi amigo el taruja, el nuestro, el argentino! ¡Y ahora no está más, pusieron una porquería de flipper, (Taruja desconecta el flipper.) en la plataforma numero dos, donde está saludando ése señor, mi amigo: ¡Saludá Taruja! (Taruja saluda vergonzoso. Agustín los presenta.) ¡Taruja, la terminal, terminal, Taruja! ¡Ja! Y aunque sé que me van a echar, prefiero hacerlo yo solo. ¿Escuchaste, Luís? ¡Renuncio! Me voy por la puerta grande de la terminal, donde salen y entran todos los sueños de la gente. El mío se va a la placita Uriburu, tengo una invitación... y me están esperando todas las tortugas... ¡Taruja! ¡De acá puedo ver a la Rubia que viene! ¡Esperála que viene! ¡Adiós, a todos! ¡Éste loco de la maquinita se retira! ¡Adiós!
(Comienza a cantar alegremente “Adiós muchachos” de Carlitos Gardel, la voz de él se va fundiendo con la voz propia de Carlos Gardel en la canción. Taruja queda solo cantando también, y bailando al compás del tango.)
FIN
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