asociación de
escritores
de tandil


Gustavo Vera
Nació en la ciudad de Tandil el 23 de marzo de 1967. Cursó sus estudios primarios y secundarios en dicha ciudad. A la edad de 15 años comenzó su carrera militar en la ESFAC (Córdoba), después de la cual fue destinado a la ciudad de Quilmes en la provincia de Buenos Aires para radicarse posteriormente en su ciudad natal.
En 1996 comenzó su carrera del Profesorado de Lengua en el Colegio San José. Actualmente está retirado de la Fuerza Aérea y se desempeña en A&G Asociados.
En 2002 se acercó a las letras llevando a cabo trabajos de crítica y corrección, además de participar en diferentes conferencias y presentaciones de Libros.
En 2004 formó junto con Ana Delia Álvarez, Silvina Pereyra Rocha y Evangelina Gregorini, un café literario abierto a la comunidad.
Perpendiculares (Capítulo Primero de "El destino es una bala")
Y si, de alguna manera el destino tiene algo que ver… no lo podes creer; viste, todo está bien, vida normal, familia tipo, y de pronto, se te cae la piedra, y corres como Sísifo, encima descalzo sobre una grada de estiércol viejo, y no haces pie y te caes y otra vez y nada… todo se sale de su centro natural, viste. Hay días en que lo recuerdo y me da risa pero en su momento, no es nada lindo cargar un arma y estar dispuesto a volarte la cabeza de un tiro.
El gordo Santillán me dijo, ¿te vas a ir solo? Y si, que problema hay, y yo como un boludo, ya había cargado la pistola en el baño. Para no causar muchos problemas decidí hacerlo en la puerta de sanidad, viste, para no joder a los pobres pibes que estaban de turno…traté de llamar a la cucaracha y la muy turra no me atendía, y llamaba y llamaba, creo que era para que le quedara el estallido de recuerdo, quería que lo sintiera…me imaginaba esa cara de triunfo, esa sonrisa que le iba a quebrar el rostro, la iba a hacer feliz por última vez… ¿vos podes creer? hasta el día parecía el indicado, no andaba nadie, caminé esas cuatro cuadras sintiendo el peso de la 9mm en el bolsillo, por que parecía una estupidez, si la iba a usar, llevarla envainada… teléfono en una mano, pistola en el bolsillo, y un zumbido insistente en el cerebro, como el silbido de las fabricas que en mi infancia me devolvían a mi viejo.
El punto señalado, mi árbol, sus verdes ramas contrastaban con un cielo gris de la mañana parecía una postal, magnifico y soberbio. Cada paso me acercaba al único destino posible, y ese zumbido, y ese frío del acero que no se entibiaba y el contestador de la cucaracha… y ¿dónde empezó todo?
En el cínico destino que puede colocarte en un lado o en el otro, en donde lo tenés todo y te sacan la última lata, ¡qué digo!, no sólo la última, sino todas las de abajo para que la caída sea más estrepitosa, para que sea inevitable, y yo te digo, no des nada por seguro, porque como veras nadie esta a salvo, te pasa y listo y terminas con un tiro en la cabeza, debajo de un puto árbol cerca de sanidad.
Cena de trabajo, reunión de amigos, conocido, compañeros, como siempre algún colado del cual no le recordarás su nombre en toda tu vida y justo sentado frente tuyo… ¿te dije lo de familia tipo? Bien, ¿cómo te llamas? Damián, ¿dónde trabajas?, en la base, ¡sos de acá! yo también, ¿y vos dónde trabajas?, en un spa, ¿cual? La Posada, Mara. Me cayó el recuerdo de sus ojos negros, su sonrisa hermosa tratando de hacer más llevadero mi claustro, ya que pasé la mitad de los recreos de la primaria debajo de la campana del patio, y ella pasaba y se reía y yo me imaginaba Meteoro y la secuestraba en mi Max V y la llevaba a pasear por todo el patio, pero la vieja de Alpa me de devolvía a la realidad con sus ojos de sapo y al otro recreo igual, pasaba y me miraba, y… algún día vas a ser mi novia, sentenciaba en vos baja, al otro día pronosticaba lo mismo y a la mañana siguiente igual, y el destino quiso que para que prestara atención en clase sufriera un traslado al primer banco del salón y, ¡oh casualidad!, al lado de mi doncella, y me sonrió distinto, y le prometí que iba a ser el mejor de la clase sólo si me dejaba ser su novio, a lo que ella contestó si. ¿Todavía trabaja allí Mara? sí, desde hace muchos años, es la encargada del spa. ¿cuánto hace que no la veo? pensé y me caí en los recuerdos, vos podes creer, justo el último día de clase me dijo que le podía dar un beso, con la medalla de egreso al cuello la abrace por primera vez. Besé sus labios, y acaricié su cara y le conté mi gran secreto. Mirá Mara, yo trabajo en un taller por las tardes y gano algo de plata, te puedo invitar a tomar un helado, sí me contestó, pero tenés que hablar con mi papá… Che, ¡no me vas a decir que vos sos Damián Maison?, sí ¿cómo sabes? no... me imaginé por los datos que me diste, sos de acá, trabajas en la Base y en un taller, tenés ojos claros, no sé, me pareció, por que ella vive hablando de vos…
Podés creer, ¡quince años después! Sabés las cosas que me pasaron en sólo quince años, colegio militar, conocí a la innombrable, me dio dos hijos hermosos, fui feliz, estudié, trabajé y en el momento de mayor crisis… “ella vive hablando de vos”. ¡Cómo no llamarla!, invitarla a tomar un café, enamorarme de su sonrisa otra vez, reír como loco, hacerla reír como cuando le hacia morisquetas debajo de la campana, y… ¿cómo estas?, ¿cuántos hijos tenés?, tres, ¡no te puedo creer!, me encanta estar con vos, a mi también, y el fuego nos calcinó las ganas, nos sentimos dos niños haciendo esas travesuras prohibidas y guardadas, tocamos nuestros cuerpos por primera vez y era como hacerlo por primera vez, susurros y abrazos y en lo más sublime del placer, dónde sólo se puede llegar con todas las ganas, con toda la ternura angelical de dos almas que se reencuentran después de quince nada, ¡qué significa el tiempo si sólo veía sus ojos negros que me deseaban ahora como hombre-niño que vuelve de un viaje eterno de quince nadas…” Damián, te amé toda mi vida”.
Ya nada sería igual, nos prometimos a no perder más tiempo y encontrarnos todo lo que fuera posible. Para esto, todas las latas en el piso.
El dolor de la tierra
Maldito tiempo que engendró ciegos
y los amontonó en urbes incestuosas
para que la muchedumbre
tapara tus ojos con asfalto
Ignorantes ciegos que no tienen nada
y deambulan todo necesitando
Y ahora,
una turba de payasos jactanciosos pide el centro
gritando la nada desde la caja decidoras de desgracias
Y los sordos
y los mudos
cantan al unísono sus nombres
y aplauden boquiabiertos
verdades obsoletas
Y la Madre Tierra llora
llora atrapada en los cimientos
Y los días pasan y los niños se hacen hombres
llorosos de tantos miedos
Acomodados a sus desgracias
con caras embroncadas
con silencios eternos
Y los poetas callan…
Callan…
Y la turba de payasos jactanciosos
sacude el éter de mentiras
Y la sangre a borbotones
inunda las mesas, las familias
Y un padre despide a su hijo
y un amarte roba un beso
y una nueva flor irrumpe la piedra del desierto
Y la madre tierra llora, llora lágrimas de olvidos…
Qué no calle nunca el poeta
qué sea denuncia su bandera
¡Estamos a tiempo!
Los genocidas de la tierra aun están vivos…
Qué cante el poeta sus prosas
¡Pobre de aquel sabio que calle
podre La Madre Tierra dormida!
Si señores, llego el momento
Ya nada será lo mismo
El autor desgarrará su grito
Y despertarán a los insulsos de sus letanías
Y les aseguro
Que renacerá la tierra fértil debajo de la podredumbre…
Que un tropel de lujuriosos endecasílabos
Desborde las manos sabias de los artistas
Que se unan nuestros cantos y nuestros gestos
Y que suenen vidalas desde este nuevo día
HEREJÍA INSOLITA
Soy en este mundo la comprobación física de la existencia de Dios... soy quizás el más lleno de toda su gracia y también el más agradecido.
Es completamente difícil hablar de Dios, tiene que ver con una relación interior superior a cualquier cosa, tiene que ver con las angustias, con los miedos y sobre todo, con las culpas... es especialmente una relación testimonial en donde se pone en juego una serie de artilugios psíquicos que nos permiten vivir... no sé, todo es muy complicado, en un viaje reciente me encontré rodeado de creyentes fanatizados con la boca llena de Dios, pero con actitudes tan ajenas a Sus enseñanzas que creo que eran de otra religión, o al menos seguidores de otro cristo, un cristo de castigo, lleno de ira y necesitado de alabanzas supremas y de palabras expulsadas con gritos condenatorios... me preguntaba dónde estaba nuestro Dios, aquel del amor, el padre protector que sólo quiere que uno se “levante y ande” y sea feliz!!!
Eso es, creo, lo realmente importante, la felicidad que nos da el entusiasmo para seguir viviendo olvidando el mandato supremo, ¡vivimos para morir!, qué sentido tiene la vida si al final la conexión intercelular de nuestras neuronas cesaran sus días y sólo quedará un cuerpo inerte y degradado hacia cenizas que se amontonaran con suerte en un sepulcro.
… y de eso no hay salida, no existe la mínima posibilidad de trascendencia. No ha existido ningún ser viviente que no terminara de esa manera sus días.
Ahora bien, ¿qué hay de Dios? ¿A qué responde ese llamado divino a ser cristianos? ¿Es una afiliación política? ¿La creencia de un mundo después de este que nos motive a la idiotez de vivir?
Dios es un invento, quizás el mejor invento intersocial de nuestra historia.
Se basa en la necesidad de una esperanza, de un motivo de lucha, vivimos pendiente de lo que tenemos que hacer, lo encajonamos en otro buen invento que es la división del tiempo y listo, mañana tengo que ir a llevar a mi hija al colegio, de allí me dirigiré al trabajo, trataré de hacer todo lo mejor que se pueda, al medio día almuerzo familiar y por la tarde trabajare en un proyecto nuevo, por la noche cena familiar y luego a disfrutar de la compañía de mi amada y a soñar cosas lindas y a proyectar un nuevo día!
Esa mera descripción la realizó cada uno de los vivientes que existieron en este mundo!!! cada uno, en cada uno de sus días que proyectó su vida y la trató de predecir, de facilitar, de mejorar o en su defecto de suprimir; pero que hay de un mañana que no existe, de una nada que encierra la cruel verdad, la consistencia física de lo mediato, la fragilidad de la vida y sobretodo la susceptibilidad de la existencia... soy un ser único e irrepetible, soy una única combinación celular distintas a todas las existentes por toda la historia humana, soy eso una célula que dejará de vivir para convertirse en polvo, para desvanecerse a medio recordar, es muy probable que antes de que el olvido haga silencios nuestras partículas de degradarán en tierra, no de la fértil que da y proyecta vida sino en la nada material que dignifica las cenizas, final!!!
¿Quién puede ser tan nefasto como para negarlo...? Creo fervientemente que la inmortalidad la alcanzamos en otros, se nos recordará en otra conexión intercelular pero allí terminará todo...
El silencio se apoderó del cementerio a pleno mediodía cuando la columna precedía el último adiós al difunto... sinceramente hubiese preferido menos gente, quizás todo aquello estaba de más y hasta yo estaba de más, no podía sacar de mis sentidos aquel olor al ácido con el que sellaron el cajón, y aquella mezcla extraña de sentimientos... seguramente trataron el cajón con cuidado, como creyendo que de seguro cualquier movimiento brusco podría dañar aún más aquel cuerpo inerte que yacía entre algodones y lágrimas secas.
En medio del susurro traté de jugar aquel juego de mi infancia que consistía en tratar de caminar con los ojos cerrados la mayor distancia posible, pero en esa ocasión traté de guiarme por los sonidos, por los perfumes, por las voces amigas. La sequedad de mis ojos ahora, no me permitían siquiera el mínimo movimiento, a esa altura no importaba, cuando nos detuvimos, percibí voces desconocidas, lejanas pero no en distancia sino en tiempo, a medida que se acercaban a nosotros más se alejaban en los recuerdos y de pronto se me daba por pensar en gente muerta, gente que ya se había adelantado en la retirada y que me confundían...
-ese debe ser Carlos, el hijo de Gómez, no te acordás…?
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